Los niños aunque tienen poca
experiencia en sus vidas, muchas veces nos enseñan cosas que tal vez aprendimos
hace muchos años, pero por golpes que la vida nos ha dado, nuestros corazones se
cubren con una muralla hermética que no le da paso ni a los buenos gestos y a
los malos, se pueden imaginar cómo los reciben, mejor no se imaginen más bien
sigamos adelante con este post.
Muchos de nosotros en la casa y
en la escuela nos enseñaron valores como la amistad, tolerancia, sencillez, esperanza, amor, honestidad, justicia y
generosidad, pero para muchos ya estos son simples conceptos y no actitudes
fundamentales para nuestro crecimiento diario, debemos seguir el ejemplo de los
niños que son sinceros, nobles, desprendidos de lo material y con un amor que
lo soporta todo.
Un niño no olvida un sueño tan rápido,
para él todas las cosas nuevas son fantásticas, aun por su corta edad no conoce
la maldad es por eso que cuando te dan un abrazo, lo hacen de verdad, para
ellos una reja muy alta que los separa de un parque maravilloso no es obstáculo de saltarla, e ir corriendo a disfrutar de ese fantástico y único momento.
Viven su jornada como si fuese
hecho a propósito, no planifican absolutamente nada, es increíble que al final
del día vez una sonrisa de oreja a oreja; muchos de ellos expresan lo fantástico
de sus emociones, con una frase tan simple como esta “tengo el corazón contento”.
Esta última frase me deja sin
palabras, de como un niño describe un momento único de felicidad; la pregunta sería
¿Quién enseña verdaderos valores, ellos o nosotros?
¿Comer tierra crea anti-cuerpos? |